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miércoles, noviembre 16, 2005

20 de agosto

Ni aún a la vista de las dificultades de los pasos alpinos, con sus escarpadas pendientes y la inclemencia del tiempo en ellos reinante, se entibió su loco entusiasmo y se resolvieron sensatamente a desistir. Fueron los mayores quienes se retiraron entonces, mientras ellos continuaban solos e indefensos escalando los temibles senderos. Por millares fueron cayendo y quedando atrás, en espera de la muerte lenta y dolorosa de los abandonados.